Activistas de la organización Sélvame del Tren han levantado la voz ante la apertura de un nuevo camino en Tulum, específicamente a la altura de Bahía Solimán, que conecta con el proyecto del Tren Maya. Lo alarmante de la situación es que esta obra se realiza sin los permisos necesarios para evaluar su impacto ambiental, lo que pone en grave riesgo el ecosistema local.
José Urbina Bravo, fundador de Sélvame del Tren, advirtió sobre las consecuencias de este tipo de proyectos, señalando que la tala de la selva está en curso nuevamente. Según Urbina, este es uno de los ejemplos más claros de lo que se había anticipado: la construcción de infraestructura para el Tren Maya está promoviendo un desarrollo inmobiliario agresivo, que amenaza con dañar irreversiblemente los recursos naturales de la región.
El camino en cuestión, que tiene como objetivo conectar el Tren Maya con la carretera Cobá-Tulum, ha generado gran preocupación debido a su cercanía con cenotes y áreas de gran biodiversidad. La obra está siendo construida en medio de la selva, un ecosistema ya vulnerable, y según los activistas, su impacto podría ser devastador para la flora y fauna local.
La denuncia se suma a una larga lista de alertas sobre los riesgos que implican los desarrollos impulsados por el Tren Maya, en especial cuando no se toman en cuenta las evaluaciones ambientales necesarias para proteger los territorios afectados.
